viernes, 19 de septiembre de 2014

No es la gran cosa, pero ya te lo tomaste personal.

Sabes, el chiste no es intentar, todo el asunto está en obtener algo en el entretanto, el meollo está en el concretar, pero... ¿Concretar qué? ¿La victoria? ¿El fracaso? y una vez logrado el resultado preguntarse... ¿Para qué?, ¿Qué voy a hacer con lo que gane?, ¿Qué va a quedar en el vacío de lo que se pierda? y ¿Cuánto tiempo estará vacío?

Hoy barrí y trapeé toda la casa, no lo hice porque disfrute mucho la cuestión de la limpieza ¿Pero sabes? una vez que siento que hay algo sucio y no precisamente algo físico, me da por limpiar compulsivamente. Lavar los pisos, limpiar ventanas, lavar los trastes, acomodar la alacena, sacudir las cortinas, aspirar los muebles, desinfectar los baños, barrer los patios, limpiar la nevera y lo más importante de todo, obsesionarse con cada mancha en el piso hasta desaparecerla, enojarse con cada mota de polvo que huye de ti hasta la más recóndita esquina. Tú sabes que ni la mancha ni la mota de polvo lo lograrán y te empeñas en tallar, pierdes noción de todo tiempo y realidad... es casi como una llamarada que no puede ser detenida y sabes perfectamente que no se apagará hasta que consuma toda la madera. Sabes que no está bien pero ya te lo has tomado personal, no contra la casa sucia aunque no lo esté, te lo has tomado personal contigo mismo y de eso, mi querido lector, no hay idea que escape.

No está del todo bien, supongo. No es la gran cosa pero te rompe de poquito en poquito, te rompe cada vez más adentro de ti mismo y dentro de ti mismo sabes que no es la gran cosa pero ya te lo tomaste personal es otra piedrita al costal pero ahora te la encontraste en el zapato. A veces la piedra, a veces un portazo, a veces el sol quemándote la nuca o simplemente el café de la mañana.

No es la gran cosa pero sabes que te va a romper otra vez, poquito más, poquito más adentro.

Una vez alguien me dijo que era sabio dejar de invertir antes que tener una crisis de recursos pero lo difícil (creo yo) es identificar el momento en el que la inversión deja de serlo para convertirse en pérdida. Soy malo para las matemáticas querido lector, en mi discurso dos más dos nunca han sumado cuatro, entonces... ¿Qué es lo que quiero concretar? ¿Para qué quiero concretarlo? ¿Qué estoy dispuesto a perder en el proceso?

Veamos...

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