Hoy por la mañana mientras el sol explotaba en la ventana, yo veía el techo con detenimiento y me vi inundado de un sin fin de pensamientos, subieron por los soportes de la cama, alcanzaron el colchón y para cuando me dí cuenta ya estaba a la deriva de mi continental realidad.
Te comparto...
lo primero que pensé es que en verdad tendría que ser "muy hombre" para tomar a otro hombre de la mano y asumirme como soy... como realmente soy y que necesito mucha valentía y una cartera de huevos, o en su defecto, mucho descaro para enfrentarse a uno mismo en esa realidad. De integrar a ese hombre que también me toma la mano a mi vida y a los diferentes aspectos que ésta conlleva, y de ayudar a que éste se integre de la mejor manera posible, y ayudar también a que esos aspectos lo acojan. Se necesita de mucha valentía y sobre todo, de mucho corazón, mucho respeto y paciencia.
Después pensé en lo afortunado que soy al haber encontrado a una persona con la cual quiera pasar por esto que te explico, me ha tomado mucho tiempo encontrarlo y aún así, me ha tomado otro tanto decidir que es él.... el indicado.
Después de eso pensé que aparte del tiempo me ha costado mucho trabajo el comprender que tal vez el no vea las cosas de la misma forma en que yo las veo, y que tal vez, para él, yo no sea el indicado. Que no todo se trata de mí y que tengo que tener la humildad suficiente para tener la disposición de entender a la otra persona sin dejar de ver por mi. Y dejar que la otra persona vea por el sin contaminarlo de mi percepción para que el haga la propia y de esa forma llegar a una en conjunto.
Tal vez parezca que soy una persona egocéntrica, por que lo soy, pero también soy una persona que sabe ceder cuando se debe y reconoce que no tiene la verdad absoluta, que acepta sus errores y lo que es más importante, que busca trabajar sobre ellos y mejorar.
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