martes, 13 de diciembre de 2011

No room for doubt



We all make mistakes, we do
I learnt from you

jueves, 1 de diciembre de 2011

Disfrutar, abastecerse, avanzar.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un día vamos a coincidir en algún lado, ya verás.

Seguramente será en una isla donde no haya nadie más.
Llegaremos en barcos separados y por error.

Nos inventaremos un día de cumpleaños para cada quien y apagaremos una fogata cuando no nos queden fuerzas. El mar se nos vendrá encima e intentará comerse el pedazo de tierra pero le valdrá poco.

Si alguien llega y dice tu nombre contestaré que nunca te he visto, porque te llamarás diferente.

No importará nada.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Todas las noches, toda la noche.

Busco caminos que me lleven a encontrarme con tu aroma en mi cama, con tu boca en mi espalda y mi cabello de ideas reguereadas desde tus dedos hasta tus palmas. Siempre me quedo con las ganas de encontrar las tuyas hurgando en mis miradas. Siempre me pierdo, ya no se regresar del lugar donde escondiste tu locura entre mis pliegues, entre mis sábanas.

Me quedo siempre con este insomnio y con esta necesidad de ti al momento de extrañarte, esta urgencia de ti al de pronto olvidarte y ese dolor a morir al encontrarte.

domingo, 23 de octubre de 2011

Y estas ganas de llorar que no se quitan ni llorando. Lo que me preocupa, es acostumbrarme a la sensación.

sábado, 22 de octubre de 2011

jueves, 20 de octubre de 2011

25 años.

Para ahora que el tiempo parece colapsar en interminables eternidades, contenidas en milifracciones de microsegundos minuciosamente acomodadas en el continum, una historia.

Vivir con el recuerdo de una irresolución es doloroso, sumamente lastimoso y empuja hacia la autoconmiseración. “¿Y si hubiera hecho…?, ¿y si hubiera dicho…?, ¿y si sí…?, ¿y si no…?. La duda corroe y mata. La certeza puede dar vida, o puede quitarla. 50-50. Bastante respetable y equilibrado.

Antonio decidió hace ya casi 25 años, más o menos, que ese no sería su caso, y se atrevió a llevar a cabo la resolución que por tanto tiempo había pospuesto. Dudas, planteadas en forma de escenarios, en donde cada alternativa, cada posibilidad, cada probable o improbable acontecimiento, cada planteamiento y cada viable respuesta habían sido repetidas y desmenuzadas paso a paso, buscando el resquicio que, a sabiendas que existe, se descuida y pone en riesgo la operación. Los meses de planeación y análisis por fin estaban a punto de terminar. Ya había recorrido cada rama de ese inmenso árbol virtual de posibilidades y lo único que quedaba era actuar. Como un artista, tuvo que decidir cuando su obra quedó completa. A su parecer, tenía un 50% de posibilidades a favor. Bastante respetable y equilibrado.

Casi 25 años. O tal vez mas, si no es que menos. No recordaba la fecha, el mes, el año. Lo único que tenía claro es que el usaba una chamarra, por lo tanto hacía frío, y el día siguiente fue gris, con esa lluvia pertinaz que ensucia todo. Al fin y al cabo, que importa, las fechas son para los libros de historia. Casi un cuarto de siglo, y dicho así suena bastante rudo.

Pues hace más o menos 25 años, Antonio tomó el teléfono de su oficina y, casi temblando, marcó el número. Estuvo a punto de colgar la llamada cuando escuchó el primer tono, pero se aguantó, apretó la mandíbula y cerró los ojos. Había echado a andar el mecanismo y ya no podía volver atrás. Sonó el tono por segunda vez y se apartó un poco el auricular de la oreja, por si se acobardaba, cuando menos que fuese rápido. Pero no se acobardó. Sonó el tercer tono y deseó que sonara el siguiente, y el siguiente, y el siguiente, y nadie tomara la llamada del otro lado. Sonó el cuarto tono y notó de pronto que algo dentro de si se reventaba como una burbuja, y sintió una vaga resignación por lo que viniera “Chingue su madre”, se dijo. Todavía no sonaba el quinto tono y alguien tomó la llamada. Una voz femenina, juvenil y perezosa, sonó en el auricular.

- “¿Bueno?”.

La tranquilidad del que ya no tiene opciones lo invadió por completo y con aplomo preguntó:

- “¿Laura?”.

La voz del otro lado le dio la respuesta que el de sobra sabía.

- “Sí”.

Y respondió alargando la i, como si en lugar de respuesta fuera pregunta.

- “Soy Antonio, ¿como estás?”.

- “Ah, bien, Antonio, ¿y tu?, ¿Qué onda?”.

- “Oye, Laura, necesito hablar contigo, ¿tienes chanza hoy en la noche?. Te invito a cenar y ahí platicamos”.

- “Sí, claro. ¿a que hora?”

- “¿Te parece bien a las 8?”.

- “Bien, a las 8, ¿pasas por mi a la escuela?”

- “Desde luego. Entonces te veo a las 8. Cuídate. Bye”.

- “Bye”.

Antonio colgó el teléfono despacio, como con temor a delatarse. Se asombró de lo que había hecho. Tanto tiempo planeando, analizando, discurriendo, sopesando posibilidades y ya eso había terminado, había dado el primer paso. Lo único que deseó fue que ese tiempo, entre la llamada y las 8 de la noche, se escurriera lo más rápido posible. Ya no le fue posible trabajar aquella tarde, todo fue fumar y beber café.

25 años, más o menos, después de aquella tarde, Antonio estaba sentado frente a su computadora, recibiendo un mensaje de solicitud de amistad. Era un viejo compañero de trabajo, desde luego lo aceptó y mantuvo por más de tres cuartos de hora un entretenido intercambio de mensajes. ¿Cómo te va?, ¿Qué te haz hecho?, y preguntas por el estilo. La conversación derivó a los recuerdos, ¿Haz visto a fulano?, ¿supiste lo que le pasó a zutano?. Antonio se sorprendió al notar que una amplia sonrisa le cubría la cara, la borró de inmediato sintiendo un poco de culpabilidad y un mucho de vergüenza. Su memoria convocó a los recuerdos, que acudieron presurosa y atropelladamente, desempolvándose y tallándose los ojos, bostezando, reconociéndose unos a otros. La cantidad de recuerdos fue tan grande y se organizó tal alboroto en su mente, que esta parecía un frondoso árbol en un atardecer de otoño, cuando los pájaros dan por terminadas sus aviares rutinas y se congregan a piar, graznar, cantar, chillar y cacarear. Como una animada fiesta donde viejos amigos se encuentran y ríen con estruendosas carcajadas. Antonio y su amigo recordaron situaciones, personales y de trabajo, amigos mutuos, fiestas, canciones y aún problemas, que vistos estos a la distancia de 25 años más o menos, ya no causaban inquietud, y si bastante risa y no menos recapitulaciones.

Un rato después se despidieron quedando en contactarse de nuevo para verse por ahí, tal vez ir a desayunar o tomarse un par de tragos. Sea por los viejos tiempos.

Antonio regresó a su propia rutina hasta que llegó la hora de irse. Al ir cerrando las ventanas abiertas de sus aplicaciones, encontró su sesión de Facebook aún abierta y con la conversación desplegada en una orilla. Estaba solo y ya no sitió pena de que lo vieran, así que la comisura izquierda de sus labios se extendió un poco hacia fuera y arriba, la derecha no quiso ser menos e hizo lo propio, y se hizo la sonrisa. Navegó de arriba a abajo del panel de la conversación, recordando todo otra vez, pero ahora lo que había sido una bulliciosa fiesta de viejos amigos, se asemejaba más al fin de fiesta, cuando todos se despiden, cansados y contentos, y se retiran. El barullo se convirtió en murmullo y se encontró solo de nuevo, cansado y contento también. Apuntó el ratón hacia el botón de cerrar, pero su vista fue hacia el otro lado, hacia la lista de amigos, y se topó de nuevo con el rostro del viejo amigo, un poco más ancho y arrugado que como lo recordaba. Mantuvo la vista ahí unos segundos y desistió de cerrar la ventana, desvió el apuntador hasta la nariz de su amigo y dio un click. Enseguida la ventana mostró el muro de Facebook de su amigo. Recorrió variedad de fotos, la esposa, los hijos, fiestas, vacaciones, y uno que otro link. Decidió revisar la lista de amigos de Ramón con la intención de encontrar a algunos de aquellos de los platicaron hacía ya un rato. Y los encontró, ahí estaban René y Francisco, Johnatan y Daniel, Ana y Aaron. Continuó buscando hacia abajo hasta que encontró otro rostro conocido. Las comisuras de los labios, ya fatigadas, súbitamente empezaron a doler, y la sonrisa se le cayó de la cara. Casi pudo escuchar como se hacía pedazos al llegar al suelo. Muy adentro de el, en el mismo lugar oscuro de donde habían salido aquellos viejos recuerdos, se removió uno igual de viejo, que a propósito no había sido convocado aquella tarde, causándole un piquete de dolor. No por viejo ni por lo aparentemente olvidado, tampoco por que las razones ahora, 25 años después más o menos, fueran poco claras, iba a dejar de causar dolor, y si bien se sorprendió de sentirlo, entendió que era normal.

- “Laura” dijo en voz alta.

25 años antes mas o menos, Antonio estacionaba su carro dos cuadras antes de la escuela de Laura, decidió no dejarlo cerca para no tener que utilizarlo para desplazarse, prefería caminar a algún lugar próximo y mientras tanto hacer ajustes de último momento a su plan, de hecho se había decidido por un pequeño restaurante italiano, no más lejos de la escuela, que lo que estaba su carro. Eran las 7:45 de la noche. Encendió un cigarro y se encaminó a la escuela, dispuesto a esperar otros 15 minutos. Después de todo, ya había esperado tanto que esos 15 minutos le parecerían nada. Para su sorpresa, Laura ya estaba en la puerta de la escuela, acompañada de un par de amigas. No había tenido la última clase y tenía esperándolo media hora. Ella se despidió de sus amigas mientras el se quedó a un lado. Antonio indicó el camino y le ofreció ayudarla con sus libros, ella agradecida se los dio y el tomó la pesada la carga.

- “¿Que traes aquí, ladrillos?” dijo fingiendo esfuerzo.

Ella sonrió y le comenzó a dar un detallado informe del contenido de aquella mochila, 4 libros de distintas materias, 6 cuadernos, una calculadora científica, una cajita con lápices, plumones y marcadores, una agenda y un largo etcétera. Mientras pormenorizaba su resumen, iba extendiendo con el índice de su mano derecha uno a uno los dedos de su mano izquierda, así hasta que ya no tuvo más y continuó el sumario invirtiendo las manos. Ella miraba al suelo mientras hablaba y, de vez en vez volteaba sus ojos hacia el, como para cerciorarse de que le estaba poniendo atención. El contar con los dedos le pareció a Antonio un gesto tierno, casi infantil, y la sonrisa aunada a los luminosos ojos color miel, le alumbraban el camino como las luces altas de un autobús. Todo junto le provocó un nudo de emoción en la garganta. Hubiera deseado que la risa le explotara en carcajadas de alegría y sus ojos no retuvieran más las lágrimas de gozo. Más que nunca deseó abrazarla.

Abrazarla y besarla.

25 años después, más o menos, Antonio dudó en dar click sobre la imagen de Laura presentada por el brillante monitor de la computadora. De nuevo se encontró sopesando posibilidades, analizando probabilidades y sintió cansancio. Suspiró muy fuerte y hundió la cabeza entre los hombros y decidió que ya no había nada que perder y, mientras hacía una mueca de fastidio, que tampoco había nada que ganar.

De cualquier modo continuó pensando más de lo que hubiera querido. ¿Y si le envío un saludo?, ¿y si no me contesta?, ¿y si resulta que me bloquea?, ¿y si sí me contesta?, ¿y si …?

La pequeña imagen mostraba el rostro tantas veces visto, tantas veces recordado. En honor a la verdad lucía bastante bien, llevaba el pelo más corto que hace 25 años, pero el color es el mismo, el miel de sus ojos no había perdido nada. La sonrisa adornada por dientes blanquísimos indicaba un buen trabajo del dentista o del PhotoShop. Pero era ella. Luminosa

No quiso ponerse a hacer cuentas de cual sería su edad actual pues no quería darle importancia. Había visto suficiente con esa imagen de 2 por 2 centímetros. Aparentemente el tiempo había sido benévolo con ella, pero no lo había sido menos con él mismo. Tenía algunas arrugas alrededor de sus ojos y sólo había aumentado dos tallas en estos últimos 25 años, más o menos. Su barriga no alcanzaba a tapar la hebilla del cinto y sí le daba un cierto aire de bienestar. Usaba lentes para leer y la coronilla ya presentaba una escasez de cabello que no llegaba a ser alarmante. En fin, lucía y se sentía bastante mejor que la gran mayoría de sus coetáneos.

Había aprendido muchas cosas durante este tiempo, como a dar valor a ciertas cosas que antes no lo tenían, y a restarlo de nimiedades que solo afligen y atormentan. Esto que estaba sintiendo hoy, caería en la segunda categoría, pero inexplicablemente y contra toda razón, se aferraba a escalar a la primera. Le inquietaba y no podía definir por que, cual era el motivo. Y esto era lo más irritante, no podía defenderse de algo que desconocía, no sabía como combatirlo y como deshacerse de aquello.

Retiró el apuntador de la pequeña imagen pero mantuvo la vista en ella.

Pero ya no era la imagen en lo que mantenía su mirada, estaba mirando hacia adentro.

25 años antes, más o menos, Antonio caminaba al lado de Laura. Ella por fin había terminado su recuento de material escolar y quedó en silencio por unos momentos. Siguieron andando y Antonio clavó su vista en ella, Laura volteó y preguntó:

- “¿Que?”.

Antonio meneó despacio la cabeza de un lado a otro, mientras su rostro se poblaba de sonrisas, pequeñas y efímeras, que se sucedían y se sobreponían unas a otras. Cada una con su propio motivo y su propia intención. Y respondió:

- “Nada”.

Pero la respuesta no suficiente para ella y frunció el ceño. Antonio decidió que era el momento para el siguiente paso.

- “Que linda te ves”.

Laura sonrió de buena gana ante el halago y lo agradeció. Antonio no necesitaba más agradecimiento que la sonrisa. Se sintió valiente y audaz después de ese paso y ganó en confianza. El temblor que el atribuía al frío de la noche, pero sabía que era provocado por sus nervios, desapareció. Y así llegaron al restaurante. Se acomodaron en una pequeña mesa lejos de la puerta de entrada y al llegar el mesero, Antonio preguntó:

- “¿Qué quieres tomar?”.

- “Una limonada”. Respondió Laura.

Antonio deseó que ella hubiese perdido algo más fuerte, cerveza o tal vez, tequila, pero no. De cualquier modo, le hubiera parecido fuera de lugar en ella. La cerveza podría esperar.

- “Una limonada y una coca-cola, por favor”.

- “¿Y como te fue?”. Preguntó regresando su vista hacia ella, y con más intención de abrir la plática que de enterarse de los consabidos pormenores y peripecias en la escuela.

Y los pormenores y peripecias comenzaron a sucederse hasta que se convirtieron en un interminable susurro. Antonio no estaba poniendo atención a lo que Laura decía, sólo a como lo decía, el movimiento de su boca, sus intermitentes parpadeos, como inclinaba su cabeza cuando reafirmaba algo con un “¿Verdad?. Todas esas pequeñas cosas hacían un cuadro delicioso, maravilloso y encantador. Sólo le hubiera gustado decírselo en ese momento.

La cena se desarrolló en el mismo tenor, ella hablando y el fingiendo que escuchaba.

Hasta que llegó el momento.

La recién adquirida confianza le impulsó a dar el paso clave. El momento llegó y el sentía la extraña tranquilidad del que habiendo estudiado, se sometería a su examen final.

25 años después, más o menos, Antonio dudaba aún sobre si dar click o no sobre la pequeña foto de Laura. Después de todo, era un hombre casado, felizmente casado, y esto podría despertar inquietudes que no serían bienvenidas por su familia, un muchacho de 18 años y dos niñas de 14 y 12. Eso sin contar a su esposa, que de encontrarle un mensaje inconveniente, podría, y definitivamente lo haría, someterlo ella misma a una operación como la que se practica en los gatos para evitar el vagabundeo. O alguna otra cosa peor.

El dedo de Antonio temblaba como el de un pistolero durante un duelo. Abrir esa ventana equivalía a mandar un mensaje, breve y escueto, tal vez. Un “Hola”. Pero ¿para que?, ¿valdría la pena?. El riesgo era alto y no había razón para hacerlo, salvo el sincero gusto de saludar a una vieja amiga. Pero él sabía que no habría sinceridad en un mensaje tal.

Y lo pensó, y lo repensó.

25 años antes, más o menos, Antonio decidió que ya no había más que seguir con el siguiente paso. Y aspiró hondo. Y la seguridad que le había invadido antes, súbitamente le abandonó, dejándolo prácticamente colgado de la brocha. Abrió la boca pero no emitió ningún sonido. Hubiera sido gracioso, de no haber sido tan patético. Laura lo miró a los ojos y frunció el seño, de esa manera tan cautivadora como lo había hecho tan sólo unos minutos antes, esa forma de pregunta que sabemos que no tiene respuesta.

- “¿Que?”.

Dijo Laura.

Antonio meneó la cabeza, de la misma forma que lo hizo unos minutos antes. Agachó la cabeza y exhaló. Era el momento

25 años después, más o menos, Antonio peló los dientes, como un perro furioso, y dio click.

25 años antes, más o menos. Antonio jaló las comisuras de sus labios hacia afuera, tratando de invocar una elusiva sonrisa, y dijo:

- “Laura…”.

- “¿Que?”.

Y el silencio le pareció que se extendía más de lo conveniente. Las palabras se resistían a acudir a su boca.

- “¿Que?”.

Repitió Laura. Y por fin, jaladas de los pelos, se presentaron las dos palabras.

- “Te quiero”.

25 años después, más o menos, Antonio recordó aquella noche. Y sus dientes destellaron en su boca, como cuchillos amenazantes. Y de repente, las comisuras cayeron, con ese cansancio con que caen los boxeadores cuando se saben perdidos, cuando no hay nada más por que pelear. Y dio click

25 años antes, más o menos, Laura repetía por tercera vez:

- “¿Que?”.

Pero ahora era un “¿Que?” retórico, de sorpresa, no de interrogación.

Laura preguntó la razón de semejante afirmación.

- “¿Por qué me dices eso?”.

Era el resquicio con el que no había contado.

Antonio esperaba un sí rotundo, o eso hubiera deseado. Hubiera querido que Laura le dijera “yo también”, o “¿Por qué no me lo habías dicho antes?. O cuando menos que se le echara encima con los brazos abiertos. Pero no.

Laura dijo:

- “Yo no te di ninguna razón para eso”.

Ups.

Antonio estaba preparado para todo. Menos para una negativa.

Las palabras, esquivas nuevamente, desertaron dejándolo solo.

25 años después, más o menos, Antonio analizaba la página a la que había ingresado. No encontró nada. Laura sólo compartía información previa solicitud de amistad. Y no pensaba solicitar su amistad. Por segunda vez.

25 años antes, más o menos, Antonio miraba con ojos desorbitados a su alrededor, abría la boca pero no articulaba sonido alguno. Por un momento temió ya no poder volver a hablar jamás.

A decir verdad, Laura se portó bastante amable y condescendiente, tomó la mano izquierda de Antonio entre las dos suyas, y palmeó con la que quedó arriba. Lo miró a los ojos y le sonrió. Otra vez esa sonrisa, que aún en las mejores circunstancias podía privar del aliento a cualquier hombre que tuviera sangre en las venas, ya que los que no la tienen, están privados ya de aliento también. Si eso era en el mejor de los escenarios, en el peor, que ese lo era, estaba a punto de causarle un colapso. Antonio quería hablar, pero no podía, quería llorar, pero no se lo iba a permitir, hubiera querido salir corriendo, pero hubiera sido la peor cobardía. Le hubiera parecido bastante heroico si un rayo hubiera caído sobre el en ese momento, convirtiéndolo instantáneamente en un recuerdo. Pero ni habló, ni lloró, ni corrió ni se lo tragó la tierra. Así que Laura continuó:

- “Te agradezco que te hayas fijado en mi, pero te mentiría si te digo que yo siento lo mismo”.

Era admirable como estaba resolviendo ella las cosas. Un espectador casual hubiera jurado que ella tenía experiencia, como si fuera un libreto aprendido a fuerza de repetirlo infinidad de veces en infinidad de circunstancias. Y si lo que ella causaba en el, lo causaba en otros, no cabiá duda de que así habría sido.

Laura continuó:

- “Soy tu amiga, y eso podemos seguir siendo, ¿estás de acuerdo?”.

Antonio bajó la vista para librarse del hechizo de la sonrisa y lentamente meneó la cabeza de arriba abajo. Las palabras seguían sin aparecer por su boca.

25 años después, más o menos, Antonio no recordaba que había pasado después, ni siquiera como o cuando fue que la facultad de hablar regresó. No recordaba si siguieron hablando o si se despidieron de inmediato, si la acompañó a su casa o si el se quedó ahí, devastado convirtiéndose en una masa amorfa, sin brillo ni color, sin vida, como una piedra. Lo único que recordaba era el día siguiente, el frío había aumentado y la llovizna permanecía, y pareciera que un eterno y gris invierno se había instalado permanentemente, y que el sol solo era ya un vago recuerdo. Trabajar aquella mañana le representaba un sacrificio imposible, no podía concentrarse y su cabeza estaba a punto de estallar. Así que se levantó y salió a la calle a tratar de despejarse, aunque el clima gris y frío no estaba poniendo mucho de su parte. Todavía no avanzaba ni 10 pasos fuera de su oficina, cuando un camión de carga, estruendoso y sucio como suelen ellos serlo, pasó a su lado. La llanta delantera de la unidad pellizcó una piedra y Antonio escuchó un agudo zumbido frente a su cara, seguido del chasquido de un vidrio al quebrarse. Antonio no detuvo su marcha mientras volteaba a ver el agujero que la piedra había provocado en el cristal de su oficina, su cabeza ahora si estuvo a punto de estallar, literalmente. Se preguntó si tendría que haberse levantado de su escritorio un par de docenas de milisegundos antes, para estar en perfecta sincronía con la vida y recibir la piedra en la sien. Ni siquiera llegó a tiempo a su cita con el destino, ahí debería haber terminado todo.

Visto a 25 años, mas o menos , de distancia, ya no parecía tan abrumador como lo fue entonces, pero el dolor ahí estaba y no por viejo, menos punzante, que aún le producía algún espasmo de vez en cuando. Antonio pensó que se había acostumbrado tanto a ese dolor, que ya no le era difícil continuar viviendo, y aún más, ser feliz. Por que lo era.

Movió el apuntador hacia la esquina superior derecha del monitor y …

Tardó un poco, pero dio el click para cerrar la ventana, mientras murmuraba:

- “Adios, Laura”.

Tardó mucho tiempo para poder decirlo, sinceramente, sin rencores y sin las emociones alteradas. Y el cadillo seguía ahí, causando dolor, pero Antonio ya podía ignorarlo y no hacerse más preguntas, y solo necesitó 25 años, más o menos.

viernes, 7 de octubre de 2011

No more!

miércoles, 5 de octubre de 2011

Al principio tuve que hacerme de cada oportunidad para aborrecerte, para enterrarte, para educarme a tener una aversión por tu persona, esa fue la única forma que encontré en ese momento para intentar generarme un espacio en el que tu no existieras, un lugar en donde yo me amara más a mi que a ti.

Sobra decir que no te aborrecí, no te enterré, no generé una aversión por tu persona y no... tampoco pude generarme nunca un espacio propio en el que tu no existieras. Entendí que este amor desmedido que te tuve y en el que nunca pude encarrilarme en una forma forma sana de amor, me llevaría a un inevitable final de consecuencias desproporcionadas. No pudo ser de otra forma, la intensidad de una ruptura siempre atiende a la intensidad con la que se amó, al lo profundo del hoyo que uno mismo cavó, o... como dicen por ahí, el golpe siempre es mas duro mientras más alto se vuele, yo volé mucho y muy alto.

No tuve amigos en esta lucha, no por que no estuvieran ahí para mi, sino por que esta era una batalla que tenía que librar solo, era un evento del cual tenía que aprender a dejar ir a las personas, al ser amado; aunque los momentos gratos fueron muchos y siempre volvería a apostar por ti, llega un momento en el que uno tiene que sacar la bandera blanca y rendirse, no en contra de quien hace daño, sino rendirse ante uno mismo, rendirse ante el sentimiento de pérdida, de abandono, de coraje por no poder guardar para los demás lo que uno nunca guardó para si mismo, rendirse en esta guerra que se libra en contra de uno mismo y la obstinación por estar al lado de alguien, cuando ese alguien no sabe estar a lado tuyo, viceversa.

Ese punto en el que se toma la decisión de avanzar, de perdonar más no olvidar, por que olvidar es echar en saco roto lo aprendido, olvidar es empezar a volar de nuevo sin vislumbrar el piso que se va dejando abajo.

El mayor de los éxitos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

sábado, 24 de septiembre de 2011

Recuerdo que lo que me conquistó de ti y de hecho me enamoró de ti, es que luchabas por tu amor hacia alguien más con tanto ahínco y pasión que yo en aquel momento solo quería sentir que alguien sentía eso por mi, que alguien me hacía sentir tan amado, tan valer la pena, tan apreciado, atesorado.

Que sentimiento tan revelador es este del darme cuenta que aún con todo a tu favor para lograr hacerme sentir así, en el momento en que más se esperó de ti, simplemente no pasó nada. Supongo que puedes luchar por todo de esa manera, pero no pudiste ni quisiste hacerlo por mi.

Hablo acerca de la pasión, del amor, de la lucha, del amor que se construye, que se sufre pero que sobre todo se disfruta. Es tiempo de seguir. Quizás solo fuimos la persona indicada el uno para el otro pero en momentos diferentes.

Gracias por todo el aprendizaje.

Que desilusión.


A final de cuentas y casi en el final de los finales pude entender que es lo que tenía que aprender de ti para poderte dejar ir.

domingo, 18 de septiembre de 2011

What is what i want?

Tu aquí y ahora, conmigo.

martes, 13 de septiembre de 2011

Aprendí que el amor si es eterno.


No me prometas cosas que no puedas cumplirme le decía siempre a mi primer novio, ése que conocí después de que me rompieron el corazón por primera vez, ése con el que viví un tiempo y le gustaba despertarme todas las mañanas prometiéndome cosas con sus labios en los míos.

¿Que si qué me gustó de él?, todo, no había manera de que no... física, mental y emocionalmente era un maestro, le gustaba enseñar y a mi, a mi me gustaba mucho aprender. Aprendía en la cocina, en la regadera, en la cama, en los bares, en las plazas, en las iglesias, en las librerías, pero sobre todo, aprendía de las promesas que me susurraba en los labios todas las mañanas. Aprendí a no creerle a la gente que dice que te amará por siempre, por que en una librería a la que él me llevó compré un libro que decía que nadie dura para siempre; aprendí a no creerle a la gente que te promete guardarte siempre tu lado de la cama, por que los bares y las filas en el confesionario de las iglesias me enseñaron que para todo y para todos hay un turno (y sobre todo, que la fila avanza rápidamente); Lo que aprendí sin promesas a cambio fue el arte de disponer el cuerpo a placer de uno mismo y del acompañante, que sirve de plato y de cocina y que el baño siempre es mas divertido de a dos en dos.

Un si condescendiente y eterno a mi segundo novio. Si, nos haremos viejos juntos en una casa frente a la playa. Si, aprovecharé todas las oportunidades que tenga para venir a verte, desde mi ciudad a la tuya aunque tu no vayas a la mía Si, te amo eternamente. Si, puedo dejar de ser yo para convertirme en lo que tu quieres que yo sea, en quien tu esperas. Si, hagamos las cosas a tu modo, ese que siempre terminas convenciéndome de que es el mejor. Si, estoy muy cansado de ti y de tratar ser alguien que no soy solo para hacerte ver que te sigo amando de la forma en que te gusta ser amado. Si, ya no quiero ser este César que tu construiste. Si.

¿Y de mi tercer novio?, ése que me preguntaba si creía en el amor eterno, a el, a el le aprendí a renunciar; a renunciar a las promesas, a los planes, a la formalidad, a la puntualidad, a lo que uno de verdad quiere. Aprendí que el amor si es eterno. Aprendí del amor que yo me construí para mi, el amor imperfecto. Conocí el amor que se cansa de siempre entregarse sin medida. Aprendí el amor que se goza cuando se está en igualdad de condiciones, de inversiones. Aprendí del amor que perdura aún sobre uno mismo, sobre el amor propio. Terminé por concebir la eternidad del amor, que el amor si es eterno; que dura la eternidad de una mirada, de una sonrisa, de una lagrima, de un gemido ahogado entre sábanas. Aprendí pues, que el amor si es eterno, que se construye, que se cansa, que se sufre que se goza y que perdura sobre muchas cosas. Pero que ese amor no puede ser para otra persona mientras no sea para uno mismo. Aprendí el dolor de un corazón hecho pedacitos que puede seguir desmoronándose aún después de terminada la batalla.

Hoy, aprendí que cuando ya no se puede aprender mas por que uno ya se sabe las cosas por constante repetición, hay que buscar nuevos maestros.

Gracias a estas tres grandes personas y grandes maestros de vida que tuve, gracias por todos los maravillosos momentos que pasamos juntos, gracias por arrancarme todas esas sonrisas y sensaciones, gracias por todo lo bueno y lo no tan bueno.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Life during war time


Esta canción define perfecto mi domingo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mesa para dos.



¿En que punto uno cambia? ¿En que punto uno deja de ser ese niño coqueto, risueño y agradable; para convertirse en todo seriedad y sinsentidos?

Te cuento lector que tenía rato que alguien no me dejaba sin opciones a la hora de invitarme a salir, al grado tal de no poder decir no, llegué de correr y ahí estaba él afuera de mi casa, llegamos al mismo tiempo...

Yo: sht sht.
El (bajándose del carro): Hey, venía por ti para ir a cenar por que eres muy Diva y no hay manera de encontrarte en redes sociales y no contestas nunca el celular.
Yo: Ya no tengo celular... te saludo sin abrazo por que estoy todo sudado.
El: (me jala hacia a él para abrazarme sin decirme nada).
Yo: ...
El: ¿Entonces? (mirada inquisidora escaneando mi facha).
Yo: Dame 15 min. solo para bañarme.
El: Jeans y playera, no te pongas muy guapo.

Cenamos en un lugar que me gusta mucho y aunque la cita no haya sido en un tono romántico, sino de amistad (Quiero pensar), me redescubrí en ésta faceta que hace mucho no tenía, la de salir con alguien muy seguro de si mismo y de lo que quiere obtener conmigo, a cenar; por que no es igual salir con alguien con quien regularmente lo haces (Quien te da por hecho) y se tiene esa rutina de visitar los mismos lugares y tener los mismos temas de conversación que cada vez se agotan más y más. No, esta vez fue diferente, esta vez era yo, pero no un yo habitual sino un yo que hace mucho no me permitía sentir, un yo coqueto, risueño, conversador, agradable, resuelto, pero sobre todo, dispuesto.

Para cuando me dí cuenta la cena se había terminado y yo no me había callado en toda la noche, como esas personas que hablan y hablan y hablan cuando están nerviosas, ¿De qué estaba nervioso? Para cuando me di cuenta ya me había ido de cuatro y hablado de más. Está demás decir que no me dejó pagar la cena y no por "quedar bien", sino por que así es el, es una persona segura, sabe que quiere y como obtenerlo, es una persona afable y por demás agradable a la vista y a los sentidos... de esos chavos que no hay forma de que no te gusten. ¿A que viene todo esto?, A que me da mucho gusto poderme experimentar a mi mismo como una persona agradable, y digna de insuperable compañía. Aclaro que no soy de esos chavos feos y raros, al contrario me considero un hombre agradable a la vista y con tema (de esos que saben un poquito de todo para poder platicar todo de ese poquito de lo que se habla, de esos bien leídos y amables), pero tampoco soy una persona que salga mucho (a solas) con otra en un plan que no se si es de amigos; soy mas bien medio torpe socialmente para eso, no por que no sepa como, sino por falta de practica, habían pasado ya, los dos años y medio desde la última vez en la que fui la mejor versión de mi mismo solo por el placer de disfrutarme y que me disfrutaran así.

Me dí cuenta de algo, me di cuenta que a final de cuentas uno solo quiere compartir momentos agradables, con gente que tenga la valentía y seguridad suficientes para generarlos y costearlos (y no estoy hablando precisamente de la cuestión económica), no para pedirlos, por que al pedir siempre se deja abierta la puerta a la negación de una buena invitación. Me di cuenta que disfruto enormemente mi capacidad de dar ese tipo de satisfacciones a otra persona, de brindar una inmejorable compañía y de mi gusto enorme por dar placer y ser placentero a los demás.

Un aplauso a todos aquellos hombres que tienen la seguridad suficiente como para que a pesar de nosotros mismos lograr obtener lo que quieren, y que eso que quieren sea el placer en común. Mi más sincero agradecimiento y la mas bella de mis sonrisas a este hombre en particular, por que sin saberlo, hoy me rescató de mi negación a disfrutar de esta parte que tanto me gusta y en la que soy tan bueno: la apertura a conocer nuevas personas y la posibilidad de enamorarme de nuevo; que me rescató de mi negación a ser una persona que gusta a los demás hombres (y que casualmente no son esa persona que me gustaría que me amara (de nuevo)), de mi constante lucha por guardar el lugar de quien no quiso ocuparlo más, para él mismo, esperando que volviera. La mas tierna de mis miradas para él, que a pesar de mi mismo, logró hacerme feliz con solo pedir una mesa para dos.

Gracias por leer a este hombre agradecido a quien en la cena de hoy, le arrebataron sonrisas que hace mucho tiempo no se sonreían.

martes, 6 de septiembre de 2011

The one you say goodnight to - Kina Grannis

All love - Ingrid Michaelson.



miércoles, 24 de agosto de 2011

What the water gave me



Cause they took your loved ones
but returned them in exchange for you
but would you have it any other way?
would you have it any other way?
Yo could have had it any othe way...



lunes, 22 de agosto de 2011

Music about what i want to do with you.


Im going to whisper in your ear,
tell you little things,
nasty, trashy, dirty love letters,
more creative than the magazines,
i'll breathe until you come...
kiss you 'til you're done.


Paula Cole - Sex

foolin.


viernes, 19 de agosto de 2011

Que desperdicio de potencial amor.

Tengo tantas ganas de escribir y tan pocas palabras para expresar; tan pocas ideas estructuradas y tantas volando confusas de un lado a otro en mi mente. Hay veces que me imagino esas ideas parecidas a alguien ardiendo en llamas y revolcándose por el suelo gritando desesperadamente por ser escuchado, por ser ayudado, atendido, apagado.

Hubo una vez en que tuvimos la posibilidad de todo, ¿Y ahora?, ahora ya no se perderme en los murmullos de tus parpados ni en la geometría de tus palabras, ¿O si? ¿Si me perdí? o ¿Me perdiste?. El punto es que me confundes, que piensas que me dices cosas cuando solo la estas dando por hecho, me das por hecho, y yo, yo ya estoy hecho; por el nosotros que hubo algún día tal vez, pero ya no hay un nosotros, a veces me gusta echarte la culpa pero la verdad es que yo también participé. Yo no te maté, ni te aborrecí, ni te extrañé, ni te maldije, ni te amé hasta el final; fuiste tú quien lo hizo reflejado a través de mi, para ti. Mi parte, yo la hice a través de tus acciones para mí. ¿Para qué?.

Hoy siento que soy yo la casualidad en tu vida, y no tu la de la mía como solías decirme; que como fui yo, pudo haber sido cualquiera, que no me amas como dices; que soy yo, por que soy lo que está ahí a la mano, lo conocido y aunque parezca todo lo contrario... lo fácil. Así siento que funcionas, que funcionamos desde tu espectro, como me dijiste al principio, que te da igual, que todo te daba igual, que escogías lo que era más fácil y estaba más cerca. ¿Ya todo da igual? ¿Te da igual? ¿Me da igual? ¿Me das igual y solo espero paciente el fin? ¿Habrá un fin?, que confusión, cierto es que ya no quiero ni voy a preguntar nada, solo salen mas interrogantes al paso de la duda, pero... pero. Me gustaría verte como algo positivo, mas sin embargo, cuando te me vienes a la mente solo traes confusión, miedo, dolor, inseguridad, incertidumbre y muchas cosas en el mismo campo semántico y la verdad me gustaría que las cosas buenas pesaran mas que las malas, pero esa nube de confusión y sentimientos negativos me opaca mucho el pensamiento, las decisiones. Me gustaría poder reconocer mas cosas positivas en ti, pero creo que ya las conozco todas, ya no hay sorpresas, como me gustaban las sorpresas, tus sorpresas.

Los ratos felices me los paso felices por que me aferro a lo que recuerdo que me gustaba de ti, lo que disfrutaba de ti, me siento reciclándote, reciclándome a mi y a mis sentimientos por ti, esos de cuando todo era fértil, sonrisas y miradas prometedoras y encantadoras... de esas que me enamoraban más y más. ¿Dónde quedaron? ¿Dónde quedamos? ¿En donde empezamos? o ¿Dónde terminamos? ¿Si quieres seguir? ¿Quiero seguir?. Cuanta duda y confusión. Qué desperdicio de potencial amor.

miércoles, 17 de agosto de 2011

A little advice


Home.



Home- Jack Johnson.

And so i'll try to understand what i can't hold in my hands
And wherever we are home is there too.
And if you could try to find it too,
cause this place is evergrowing to whacks and gloom.
Home is wherever we are, if there's nothing too.

martes, 9 de agosto de 2011

Ma Memoire Sale

lunes, 8 de agosto de 2011

Finales.



Ya se acabó este domingo e inicia la semana. Siempre he pensado que los domingos implican una pequeña pérdida, un pequeño final... de un viaje, de un ciclo, de una semana, de un descanso, de unas vacaciones, de alguna decisión, de algún algo.

Mi domingo estuvo particularmente emocional, me dí cuenta por que mientras corría sobre la gravilla lo que yo pensaba que era sudor eran lagrimas; no supe identificar que tipo de lagrimas eran y sentí vergüenza.

Me dí cuenta por que mientras me veía en el espejo solo pude ver que estaba incompleto. Me dí cuenta que empecé a llorar de nuevo y que a pesar de que nadie me veía, me tuve que tapar la cara por estar avergonzado sin tener por que estarlo. Me di cuenta por que tuve que sentarme en el piso para respirar, para perdonarme y para poderme levantar.

Ya no quiero extrañarte tanto, ni correr con lagrimas en el rostro.

domingo, 7 de agosto de 2011

My dreamworld



Words would fly right from out of my mind
out of my mind into your heart, into your life
And everything would sound just right
and no one would stop me from drinking my wine.

martes, 26 de julio de 2011

Para empezar.




domingo, 24 de julio de 2011



A ojo abierto.



We all need someone to look at us. we can be divided into four categories according to the kind of look we wish to live under. the first category longs for the look of an infinite number of anonymous eyes, in other words, for the look of the public. the second category is made up of people who have a vital need to be looked at by many known eyes. they are the tireless hosts of cocktail parties and dinners. they are happier than the people in the first category, who, when they lose their public, have the feeling that the lights have gone out in the room of their lives. this happens to nearly all of them sooner or later. people in the second category, on the other hand, can always come up with the eyes they need. then there is the third category, the category of people who need to be constantly before the eyes of the person they love. their situation is as dangerous as the situation of people in the first category. one day the eyes of their beloved will close, and the room will go dark. and finally there is the fourth category, the rarest, the category of people who live in the imaginary eyes of those who are not present. they are the dreamers.


-Milan Kundera

miércoles, 20 de julio de 2011

Estréllate en mí, quédate en mi… navega en mí.


Quiero que me grites, estrujes, ejercites, muerdas y deshagas el corazón a fuerza de gozo. Quiero que me entregues todo gota a gota y sin palmos pasmos… estréllate en mí, quédate en mí; como las astillas que caminan dentro del cuerpo y este se las come y deja que avancen poco a poco en el, hasta atravesarlo.

Estréllate en mí, quédate en mi… navega en mí.

Entra por un costado, atraviesa mi piel, cartílago, hueso, pulmón, corazón, pulmón, costillas… pero no salgas de mí, quédate en mí… hunde tu quilla en mi cuerpo.

Estréllate en mí, quédate en mi… navega en mí.

Iza tus velas en todos mis dentros y con tu viento hincha mi pecho, oprímelo y deja que mi corazón se detenga en tu timón. Hazme virar a tu antojo y maneja mi cuerpo desde la espalda. Quédate en mí, navega en mí y sostén tu mástil firme sin errar los rumbos.
Navega mi cuerpo como si fueras conquistando territorio… tú territorio, arroja tus lastres y pierde peso en mí, navega ligero en mí.

Recorre mis mares, navega en mí, estréllate en mí…
Quédate en mí.

lunes, 18 de julio de 2011

Anchor me.

A veces...
a veces algunas veces soy olas lamiendo tu orilla y
luego tempestades destruyéndola,
pero siempre soy y seré tu mar.


Tengo días con esta frase en la cabeza y por extraño que parezca no tiene dedicación alguna, no se si es la etapa, no se si es el sentimiento, el pensamiento o simplemente la situación; cuando se está en el punto en donde se llega al bordesito entre la cordura y perder la cabeza, la desilusión y por un lado se tiene al miedo y del otro las oportunidades; pese a lo que pudiera pensarse, saber de quien tomarse y aventarse al vacío, es una decisión difícil.

Estoy cansado, no físicamente sino emocionalmente y siéndote sincero lector, daría todas mis lágrimas por tardes abrazado a un cuerpo, dibujando estrellas en su piel, platicando pero no verbalmente sino ... platicando de esa forma que solo el cuerpo sabe, sin razón que se interponga.

martes, 12 de julio de 2011

Música, música, música..

Las rolitas que me emocionaron en la semana

Blame it on the girls - Mika.
Crystalline - Bjork.
Rolling in the deep - Adele.
I love u like a love song - Selena Gomez.
Foolin - Devendra Banhart.
Nobody's perfect - Jessie J.
Jar of hearts - Christina Perri.
Closed for love - Ellie Goulding.

domingo, 10 de julio de 2011

Caballito de alabastro de Algethi

Este es un post reciclado de mi viejo blog y pertenece a un hombre que comía diccionarios, irónicamente siempre que lo leo logra clarificar las ideas y limpiar la mente, espero lo disfruten tanto como yo cuando le vi forma.




... para indicar la apatía, y en esta zona ovalada de aquí dibujará una línea continua de color negro, representando su nivel de frustración. ¿Me sigue? Los impulsos escapatorios, si esta línea de aquí es ascendente, los marcará con una nube de crucecitas doradas; si es descendente, hará trazos oblicuos de color negro y anotará las causas en este rectángulo. Asignará un número a cada sueño que tenga a partir de ahora (par, si es placentero; impar si le resulta incómodo), y dibujará un círculo naranja por cada elemento del sueño que se le aparezca al día siguiente de camino al trabajo. (Las descripciones, junto con el número asignado, las apuntará por la otra cara del papel). Ahora atento. Un grupo de cinco asteriscos en el centro del diagrama significará que ha visto a K. paseando a su perrito; mientras que una flecha quebrada en la esquina inferior derecha indicará que ella ha pasado por su lado sin saludarle, con o sin Fifí. Si H. paga el café y la camarera le sonríe, dibujará una espiral roja aquí; si lo paga usted y la camarera no le sonríe, trazará una espiral amarilla en el mismo lugar. A su albedrío, borrará uno cualquiera de estos símbolos siempre que olvide algún detalle trivial sobre su infancia o dude sobre qué ropa ponerse para salir de paseo. Anotará aquí el número de sus ensoñaciones diarias relacionadas con el futuro, y aquí abajo la cantidad de errores ortotipográficos que descubra en la factura de su dentista o en las cartas románticas que le envía a mi secretaria. Los detalles de sus decepciones vespertinas relacionadas con su miedo a las arañas escríbalas por debajo de esta línea. Las matutinas, por encima. ¿Alguna pregunta?

viernes, 8 de julio de 2011

A las peladas.

martes, 5 de julio de 2011

La música de la semana.

No me había dado cuenta que no les platiqué mis rolas de la semana.

For me, Its you! - Train
Call your girlfriend - Robyn
Perfect - Pajaro Sunrise
Party Rock Anthem - LMFAO
Beat of my drum - Nicola Roberts
Twilight Galaxy - Metric
Grown oceans - Fleet foxes
Fire power - These new puritans
That's some dream - Good old war
Sounds like Halelluya -The head and the heart

lunes, 4 de julio de 2011

Círculos perfectos.

¿Será mi amor por ti como el de Joel y Clementina?
¿Será que es un amor que está destinado a ser, terminar y repetirse?

Un tatuaje que diga.

jueves, 30 de junio de 2011

La mala racha.

Mientras dura la mala racha, pierdo todo. Se me caen las cosas de los bolsillos y de la memoria: pierdo llaves, lapiceras, dinero, documentos, nombres, caras, palabras. Yo no sé si serán cosas de alguien que me quiere mal y me piensa peor, o pura casualidad, pero a veces el bajón demora en irse y yo ando de pérdida en pérdida, pierdo lo que encuentro, no encuentro lo que busco, y siento mucho miedo de que se me caiga la vida en alguna distracción.

-Eduardo Galeano

domingo, 26 de junio de 2011

Ahogar mil estrellas en mi mar.

Solo por decirlo de algún modo, me gusta pensar que tanto fue el coraje del destino para con nosotros por no poder convertirnos en él, que decidió separarnos, y hoy que corren en mi ya los últimos tiempos de esta guerra sin cuarteles ni trincheras donde hacer guarida, lo único que quiero es tomar mis besos por fusil y florearte el cuerpo, matarte a besos como antes, como siempre, como nunca. Hay noches en las que me gustaría tener mas estrellas fugases, de esas que se despegan por que Dios las pegó mal, siempre pido lo mismo y nunca se cumple, todavía es hora que no se si es por que no se hablar en el lenguaje estelar o por que simplemente mi deseo no puede ser.

Tal vez sea como la leyenda japonesa que cuenta que después de hacer mil grullas de papel todas se fundirán en un deseo que se te será otorgado por el universo. Creo que tengo que conseguir ahogar mil estrellas fugases en mi mar, también creo que todas las estrellas que se despegan de la bóveda astral son pedacitos de deseo que uno tiene que juntar para formar un deseo que se nos otorgará al momento de renacer.

Comienzo a creer que en mi vida anterior pude convertir las grullas de papel en peces que llegaran al oceano, o que logré que las mil estrellas fugases se hundieran en mi mar y como deseo pedí renacer en éste cuerpo que tengo ahora para encontrarme contigo.

Aún no se si pedí encontrarte para quedarme contigo o tener la oportunidad para despedirme de ti, ese es mi deseo, "Poder tener la serenidad suficiente para saber a que cara de la moneda quiero apostar ésta vida".

viernes, 24 de junio de 2011

Vínculos y separación.

Últimamente he aprendido que la intensidad del vínculo que se tenga con otra persona solo puede ser medida por la intrincada disolución del mismo.

miércoles, 22 de junio de 2011

La música de la semana

Estas son las canciones que me acariciaron los oídos y las ideas durante toda la semana pasada.


We want war - These New Puritans
Better than love - Hurts
Thistle & Weeds - Mumford & Sons
Pass this on - The knife
You and I - Lady Gaga
Ordinary People - John Legend
Red - Daniel Merriweather
Nightfall - Robert (papito) Francis
Foolish games - Jewel

martes, 21 de junio de 2011

Sangrar a mares.

Hay algunas heridas que deben de sangrar, sangrar a borbotones, sangrar a manchar, sangrar a chorros, sangrar a desangrar, sangrar a vaciar, sangrar a desahuciar; sangrar hasta secar, sangrar hasta matar, sangrar hasta alumbrar, sangrar hasta que se cansen de sangrar, sangrar hasta aburrir. Sangrar a ríos y que los ríos lleguen al mar, sangrar a teñir los mares de rojo, hasta que la sangre se evapore y forme nubes carmín y llueva sangre y moje todo lo que siempre se moja cuando llueve, sangrar hasta nutrir, sangrar a inundar, sangrar con ganas de mojar, sangrar con ganas de secarse y hacer costra.


Por que la sangre no espera, la sangre que corre galopa, corre a galopar por el cuerpo y en estampida arrasar el corazón, galopar a trote firme y sin espera, como el tiempo, como el mar, como el pulso del mundo; la sangre galopa a manchar, a desangrar, vaciar, desahuciar, a secar, a matar, alumbrar, cansar, aburrir, a teñir, evaporar, llover, mojar, nutrir, inundar, a galopar con ganas de secarse y hacer costra.









jueves, 16 de junio de 2011

Desprenderse.

Desprenderse de algo, para mi, siempre implicará destrozar los bordes de la propia costumbre, el propio cuerpo, los propios preceptos, las ganas y las formas de la propia burbuja donde se dibuja la apocalíptica y armagedónica crisis en su refracción de luz... bella, en armonía, en movimiento dando espectáculo y esperando el detonante adecuado para decantar los mares de nada que contiene su perímetro esférico e infinito.

Desprenderse no solo implica dejar ir, implica desarmarnos en rompecabezas para volver a acomodar todo en un lugar, un lugar mejor, uno mejor aprovechado, uno mas apropiado. Implica estar roto y malpegado con cinta por un tiempo para sujetar las piezas mientras decidimos si todavía son parte de nosotros o no.

Desprenderse implica romperse, ahogarse, explotarse, confundirse, extrañarse, rasgarse, dañarse, cuidarse, mejorarse, quererse, tenerse, pero tenerse siendo nosotros mismos cada vez mas y cada vez mejor.

Desprenderse significa perderse para poder encontrar una parte nueva, una parte mejor.

miércoles, 15 de junio de 2011

Trinando.

No me interesa sino amarte

tener un trozo de vida a tu lado

gozar instantes interminables en tu compañía

escuchar anécdotas en las que no estuve

e imaginarme e imaginarte

construir juntos, en el presente,

en este presente que tenemos,

en estos momentos que decidimos compartir

Cualquier cosa que nos plazca

Salir un día juntos

regresar de madrugada

no dormir en toda una noche

conversar con calma

palpar tu rostro

degustar tu aliento

observarme en tus ojos

No puedo sino extrañarte

recordarte mágico entre las colinas

mantener tu imagen en mi memoria

y desear de nuevo la cercanía de tus manos

No recuerdo momentos más dulces

que aquellos transcurridos en tus brazos,

de noche, de día, en cualquier horario

siempre confortables,

siempre prestos para la caricia,

el abrazo, el consuelo, el alivio

y todo lo que mi ser necesitase.

martes, 14 de junio de 2011

They drown us at our sea.

lunes, 13 de junio de 2011

La música de la semana.

Estas son las canciones que me acariciaron los oídos y las ideas durante toda la semana.

I hate you but i love you - Russian Red
Crave you - Flight facilities
Little bit - Lykke li
Five thousands nights - Yodelice
Unspoken - Hurts
You and I - Ingrid Michaelson
The limit to your love - Feist
Repenti - Renan Luce
When you know - Puggy

Quiero caer en tu mar.



 
 
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