Ya se acabó este domingo e inicia la semana. Siempre he pensado que los domingos implican una pequeña pérdida, un pequeño final... de un viaje, de un ciclo, de una semana, de un descanso, de unas vacaciones, de alguna decisión, de algún algo.
Mi domingo estuvo particularmente emocional, me dí cuenta por que mientras corría sobre la gravilla lo que yo pensaba que era sudor eran lagrimas; no supe identificar que tipo de lagrimas eran y sentí vergüenza.
Me dí cuenta por que mientras me veía en el espejo solo pude ver que estaba incompleto. Me dí cuenta que empecé a llorar de nuevo y que a pesar de que nadie me veía, me tuve que tapar la cara por estar avergonzado sin tener por que estarlo. Me di cuenta por que tuve que sentarme en el piso para respirar, para perdonarme y para poderme levantar.
Ya no quiero extrañarte tanto, ni correr con lagrimas en el rostro.
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