lunes, 27 de julio de 2015

Te amo ¿Sabes?

He regresado y aunque no te encontrado. He seguido resignificando todo mientras no estás, he cambiado tanto las cosas que probablemente para cuando vuelvas, la ciudad ya ni siquiera tenga el mismo nombre. Me he cambiado todo pero todo sigue igual ¿Gracioso, no?.

¿Y tú, dónde estás? ¿Volverás?

He, he... he de decirte que no te espero, pero que aquí estoy. También que te quiero platicar que sigo escuchando versiones de nuestra historia. Hubiera sido divertido recopilarlas todas y hacer un libro con todas ellas. La misma historia, el mismo tiempo pero con una perspectiva siempre diferente. Igual y hubiera sido un best seller pero tal vez me hubiera cansado al escribir la número 83. Y pues ya sabes, tres rondas de lo mismo o te embriagan o te enfadan.



Me estás sucediendo de nuevo ¿Sabes?.
Me estás seduciendo de nuevo ¿Sabes?.

Siempre vuelves y me detienes el corazón,
Siempre vuelves y me tienes, de corazón,
corazón.

¿Sabes?
Qué bueno que volviste, E., me estaba pesando el silencio de las madrugadas, a mí que me gusta mucho tu voz rompiendo la oscuridad de la habitación. Tu pecho resonando desde los adentros.

Me gusta cada que regresas, me gusta que vuelvas de improvisto y me recuerdes las sonrisas, los labios, los abrazos, la inmutabilidad del reloj.  Me gustan tus dedos que pareciera fueron hechos para una función específica. Tus uñas de especialidad. Tu ancla junto a la mía y encallar juntos hasta que sube la marea y la noche nos sorprenda con los zapatos mojados.

No sabía que tomaría tanto, la última vez que hablamos estabas por mí en la central de autobuses después de esa noche.  La noche en la que el miedo ya no cupo en la maleta y se tuvo que quedar en esa casa, en ese baño, en esa última amenaza. Llevabas puesta tu playera blanca en la que bordé flores y tú, un “Fuck you”. Perdón por no decirte hola y decirte “Fuck you”. Te quería besar pero veía las flores marchitas.

Y volviste, con una sonrisa más linda, con un rostro más cálido. Con unos labios. Con unos labios. Y esas manos que toman todo, que dan todo, que rompen todo.  

Y volviste con cigarrillos en el bolsillo. Muchos. Y la plática. Y las ganas. Y el no pasar del tiempo.

Qué bueno que volviste, E., ya sé que no te quedarás pero por ahora cuéntame algo que me gusta mucho escuchar tu voz que lo llena todo.
 
 
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