jueves, 28 de noviembre de 2013




R. Me quería tomar una foto, de ésas cotidianas que ama tomarme por las mañanas cuando despierto todo despeinado y aún no adquiero conciencia del mundo que me rodea. 


-Eres más lindo en estos momentos en los que tu cara todavía no tiene expresión de alegría. 

-¿Soy más lindo cuándo no estoy alegre? 

- A decir verdad no, sólo que también quiero tenerte de esta forma. 
Tranquilo y desarreglado. 

-Tómala ya, que ya siento ganas de sonreírte.

-No es tu cara lo que quiero que se refleje, 
son tus manos que no se cansan de tanto dar.

De ganas y confeti.



A veces no me siento seguro de si mi pasado es una carga o si simplemente es algo que me impulsa al frente.

No estoy seguro si es algo que me vomita al presente y yo aparezco como conejo en sombrero de mago de fiesta infantil ante la mirada atónita de los niños con las manos todas chorreadas y los zapatos todos raspados de andar jugando, no quiero ni pensar en la situación en la que se verá Juanito cuando su mamá descubra que sus zapatos nuevos no quedaron tan nuevos después de la fiesta de Raquelita. 

Y el mago, el mago triste y cansado que se ilusiona cuando ve las caras de asombro de los niños que todavía tienen la decencia de asombrarse con sus trucos que no engañan a nadie que tenga tres dedos de frente. 

Y Raquelita que solo quiere quitarse el vestido porque le molesta el pinche encaje de los calzoncitos que su mamá le puso para que luciera más linda. Solo quiero dulces, quiero que nadie toque la piñata y claro que no quiero repartir el pastel entre la bola de primos que mañana se me olvidará que tengo, claro todo mientras abro mis regalos que me trajeron. Unos calcetines, tres juguetes y otros pinches calzones con olán de encaje. 

Y la tía criticando todo en la fiesta, quejándose de la bolsa de cacahuates en la bolsa de dulces de su hijo Sebastián y de la naranja en la bolsa de su hija Mariana. Al menos no le puse sus calzoncitos de olán de encaje, ha de pensar. 

Y la payasita que contrataron para partir el pastel y repartir los dulces, asándose debajo de la peluca de estambre y el maquillaje de brillantina, hasta el culo de que los niños le jalen el traje y tener que fingir una sonrisa. 


Pero los niños, las risas, el confeti, el pastel con turrón barato, la urgencia por abrir los regalos y el niño llorando porque se cayó del columpio, la cara de las mamás histéricas por las camisetitas todas chorreadas de sus hijos.

Y luego uno piensa, la fiesta no está tan pinche, de todas formas el sombrero del mago ya me estaba sofocando. 





jueves, 21 de noviembre de 2013

A veces constelado.

Y a veces, me siento constelado... esparcido por el universo, como si hubiera muerto en otra vida o en otro tiempo y hubieran arrojado mis cenizas al viento y estas se hubieran elevado a la bóveda astral mucho antes de ser formada, mucho antes de ser bóveda, mucho antes de ser astral.

Soy estrellas a contrapunto, pero el cosmos oscuro en partes, lleno de nada en partes, con masas en partes, estrellado a lo largo y ancho.

martes, 19 de noviembre de 2013

Adán & Eva.




"Amanecí nuevamente con las costillas intactas: 
ninguna mujer me acompañaba."

—  René Avilés Fabila

martes, 12 de noviembre de 2013

Y todos éramos tiempo esperando ser marcados por el reloj, esperando ser llamados para ser vividos, todos éramos futuro y lo seguimos siendo, pero no en el presente, en el presente no pasa nada, somos almas a las puertas del paraíso.

Todo mundo piensa que la calma se encuentra en un momento "Un momento de calma", pero no, la calma no es un momento es un lugar, pese a lo que pudiese pensarse.

Olas rompiéndose suspendidas.

Muérete conmigo, muérete en mis brazos.

Un día vamos a morir ¿O vivir?... 

Todos venimos "a lo mismo" ¿No? (...)... 
No, corrijo, todos venimos "de lo mismo" ¿No? (...)... 

Digo, nacemos y luego el cuerpo se incha de vida y de muerte, creemos que crecemos y nos desarrollamos pero NO, sólo terminamos añadiendo cosas a lo que ya añadimos antes, todo en supuesto, sólo eso. Luego un día un evento inesperado nos despierta, nos entierran vivos creyendo o diciendo que hemos muerto. Nos entierran y luego nos come la vida. 

Supongo que nuestros demonios sólo nos recorren el estomago y luego salen a pasear un rato al corazón.
 
Chingado, E.. Me está matando esto que llaman vida, y yo aquí enajenándome contigo en esta plática sin mucho sentido.  

Muérete conmigo, C., muérete en mis labios.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Muy de ésos cómo tú, tú que me estás rompiendo.

Tú: -Es que tú eres muy de ésos, cabroncito.

Yo: -Muy de ésos ¿Cuáles?.

Tú: -Ésos que rompen a la gente.

Yo: (...). 

Él: -Pero no de ésos que uno prefiere que te chinguen desde un inicio para desilusionarte al primer intento y seguir adelante, eres de ésos que espera paciente por horas detrás de la esquina para sonreír casualmente cuando uno da vuelta y se topa contigo. Casualmente.

¿Qué loco no? Así eres tú, tienes una maestría en robarte la rutina de todos y esconderla en tu sonrisa, vaya, ni si quiera en tu sonrisa, la más linda que he conocido... lo acostumbras a uno a sonreír, a ir y venir con esta mueca rara que te deforma la cara en algo lindo, te conviertes en motivo, en razón, en pretexto. Lo inundas todo, lo confías a uno. 

Te apoderas de uno. Te empoderas en uno. 
(...)

Lo metes a uno a un cuarto y apagas la luz, le enseñas a uno a conocer tu cuerpo a oscuras, a tientas, a sólo sentir, a sólo sonreír aunque nadie lo ve. A sentirse seguro en tu presencia, a creerlo todo posible y sobre todo que a tu lado uno es invensible.

En ese momento con la luz apagada le sueltas la mano a uno, desapareces en una sombra de la que ya no sabe uno como regresar, en medio de una sombra que uno no sabe como llegó ahí. 

Ahí lo dejas a uno. Qué ojete eres, me hubieras roto cuando nos presentaron mintiendo al decir que no te gustaba leer, me hubieras roto fingiendo que no sabías de música, me hubieras roto con una cara seria, me hubieras roto al principio no aceptando ningún café. Chingas a tu madre, César. Tú y tu descaro de sonreír, con la boca, con tu sexo, con tus formas y chingado sonreír. 

Maldito tú que te escondes detrás de todas mis esquinas, doy vuelta con miedo de encontrarte sonriendo, cómo siempre. Me has heredado este miedo. 

Chingas a tu madre, cabrón. Tú, tú que me estás rompiendo. 

Yo: Adiós. 

viernes, 8 de noviembre de 2013

A veces es mejor no saber muchas cosas, mantenerse ignorante ante ciertas situaciones y así evitar dramas innecesarios, habitar en los puntos ciegos de la vida de los demás y ocupar la luz central en el momento preciso. 

Habitar
Levitar
Meditar
Necesitar. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Y luego me pregunto ¿Siempre fue todo así y ahora empiezo a verlo de esta forma? ¿Siempre fui yo así y hasta ahorita me voy dando cuenta?

¿Qué es esto en lo que me estoy decantando? Ando en mar abierto pero en cierta forma me siento encallado. Algo no se siente en su lugar, todo lo siento trastocado, traslapado, trasladado, movido, cómo la foto en el cuento de Cortázar.

Me voy a ir a tatuar una brújula, un astrolabio y mi nombre en la planta de los pies, con ambos apellidos, con ambos nombres, voy a edificar el rumbo a partir de eso. Sé que un tatuaje no es la solución pero algo tiene que partir de algo.

Ya no sé ni qué estoy escribiendo. Adiós.
 
 
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