-Eres más lindo en estos momentos en los que tu cara todavía no tiene expresión de alegría.
-¿Soy más lindo cuándo no estoy alegre?
- A decir verdad no, sólo que también quiero tenerte de esta forma.
Tranquilo y desarreglado.
-Tómala ya, que ya siento ganas de sonreírte.
-No es tu cara lo que quiero que se refleje,
son tus manos que no se cansan de tanto dar.