martes, 4 de diciembre de 2012
viernes, 30 de noviembre de 2012
Amaneceres.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
De suerte y letras.
Deseenme suerte y letras.
Pantalones sueltos y mirada perdida.
Hoy alguien me dijo que se topó contigo entre el colectivo, te vio distinto, te vio desprolijo, sucio, perdido, con cara de enojado y de cansado. Seguro que eso te va mejor que la mirada perdida y los pantalones sueltos, pensé. Si te veo haciendo línea en el super espero me sonrías aunque sea tu sonrisa de pantalones sueltos y mirada perdida.
domingo, 2 de septiembre de 2012
Éste y todos los años.
domingo, 26 de agosto de 2012
miércoles, 18 de julio de 2012
Haruki Murakami.
lunes, 16 de julio de 2012
De fiestas y funerales.
Murió meses después de que me dijo eso...
...nadie lo sabe pero todo su funeral me guardé un puñito de confetti en el bolsillo izquierdo y cuando sentía que quería llorar por su pérdida metía la mano en el pantalón y el cosquilleo del confetti me hacía sonreír. Es tiempo de empezar a cargar un puñito de confetti siempre conmigo.
miércoles, 30 de mayo de 2012
Morir (de nuevo) en miercoles.
sábado, 12 de mayo de 2012
Soy feliz.
miércoles, 9 de mayo de 2012
domingo, 1 de abril de 2012
domingo, 19 de febrero de 2012
De mí y de tí pero no de nosotros.
¿Cómo se puede permitir uno mismo acabar de esa forma?, uno que siempre ha tratado de actuar con rectitud conforme a lo que la vida me ha enseñado que es “la forma correcta de hacer las cosas (hasta el momento –concepto que aún se encuentra en evolución)” ¿Cómo puede un profesionista (guapo, cocinero, responsable, independiente; lleve lleve, bara bara) de 23 años con todo en la vida para ser feliz dejar vencerse de esa forma por las circunstancias?...
Antecedentes.
La típica historia donde un típico chico (común y corriente… más corriente que común, he de aceptar) (potencial hombre imperfecto en su perfección –Pero siempre perfectible) conoce a otro y decide darse una oportunidad a sí mismo de vivirse en otra etapa de su vida… la turbia, tumultuosa y oscura (pero bonita) etapa de entregarse por completo a otra persona y de incluir a esa persona en la vida propia; de involucrarlo hasta en la sopa, en el baño, en la cama, en la familia, la cocina y los amigos; de hacer el amor (y en bastas y contadas ocasiones coger) por todos los rincones de la casa (en la cama, la sala, el piso, la cocina, el baño, encima de la lavadora girando en centrífugos al ritmo de la parsimonia de nuestros cuerpos juntos, el patio, el comedor, y un interminable etc.), el patio, el trabajo, la colonia, la ciudad y pueblos circunvecinos; de jurar amor eterno cual adolescente de secundaria o como cual pareja añejada a años y años de acompañamiento mutuo en las buenas, las malas y las peores a punto de que la muerte los separe en el último punto final de los finales (a estas alturas del partido, ya finalizados). Bueno no hace falta decir que fue la mejor potencial historia de amor jamás descrita (sin otro autor ni editorial, mas que la complicidad de dos cuerpos desnudos al amanecer con la luz entrando por la ventana y la frente aperlada de sudor).
Desarrollo.
Saltémonos la parte dramática de los dimes y diretes, la abrupta separación, la desgracia y la repartición de bienes en donde nadie se quedó con nada, solo con la poca ropa que teníamos puesta y las tumultuosas ganas de quitárnosla para averiguar todo lo que pudo haber sido y no fue (ni será). 3 años y 30 kilos (arriba) después, ahí estaba yo, durmiendo en el piso de mi cuarto hundiéndome en la miseria de no haberme bañado en días y unas ganas enormes de que el mayor desastre natural tocara a mi puerta y de pronto me borrara por completito del contínuum (a mí y mi propia conmiseración por mí mismo) como castigo de tener una vida y no querer vivirla más.
Conclusión.
Heme aquí, un año después, 30 kilos menos, miles de kilómetros más lejos de eso que mató a quien yo era en aquel momento y millones posibilidades más cerca de ser quien quiero ser, de ser mas yo. 25 años, profesionista (repito… guapo, cocinero, responsable, independiente; lleve lleve, bara bara) de nuevo en un nuevo inicio, listo. Para lo que venga.
¿Por qué te hago el recuento querido lector? No lo sé, es solo que conocí a alguien que está a miles de kilómetros al sur que me hizo darme cuenta que ya estoy listo para todo aquello que la vida pueda ofrecerme, bueno o malo. Eso, que no tengo sueño y tengo una sonrisa de oreja a oreja por saberme con la fortaleza suficiente para sobrevivir a lo que ha sido hasta ahora “el peor momento de mi vida”.
Es decir… que lo mejor está por venir.
miércoles, 25 de enero de 2012
Silencio de mar.
Silencio. Repentinamente me arrebata la necesidad de silenciar todo para poder escuchar lo que mi cuerpo quiere decirme, intenta decirme, se apresura a decirme, me grita al decirme, me susurra al decirme, advertirme.
Repentinamente siento la necesidad de detenerme para poder apreciar que no estoy estático, que sigo avanzando, en alguna dirección que desconozco pero avanzando; cometiendo errores, pero avanzando; a merced del tiempo, el viento y mis aguas, pero avanzando…
Como barquito de papel a la deriva y bajo riesgo de humedecer sus mástiles y proa hasta perecer. Tal vez ese sea el camino que me lleve a la orilla que contiene el nuevo hogar, o tal vez, el camino sea desafiar lo convencional y encallar en una ola y no en un banco de arena como comúnmente se piensa, como la visitación del mar que tuve, con el Atlántico en toda la flor de su furia reclamando mis pies como suyos para adornarlos con escamas, el mar me dijo que la entrada al paraíso etéreo reservado a los seres de agua que el azul reclama como suyos, no era un lugar sino un momento, ése momento justo en el que una ola desafía con su fuerza de acuarela a la gravedad y suspende su tiempo y furia en el aire antes de romper en blanca espuma, en efervescencia de tiempo acelerado con sueños contenidos en pequeñas burbujas de aire que se rompen para liberar ese estupor de sal que solo puede ser percibido en las playas, ésa neblina auditiva que no puede ser otra cosa que los sueños que las caracolas regalaron a la espuma para ser liberados, para ser escuchados por las gaviotas, para convertirse en furia de mar, para romper el silencio y ensordecerlo todo hasta quedar en silencio de ruido.
Que agradable es convertirme cada vez mas en mi mismo, decantarme en mis aguas, en las costas adecuadas.